La publicación de una reciente encuesta que otorga 55% de popularidad a Martín Vizcarra como Presidente de la República, evidencia el usual entusiasmo que suele generar el inicio de una nueva gestión de gobierno. Esto constituye sin duda una buena noticia para el gobierno y sus aliados ya que les otorga cierto margen de maniobra, en particular frente a un Congreso de la República cada vez más desprestigiado por los escándalos que afectan a varios de sus integrantes – entre los que resaltan los cada vez más cuestionados parlamentarios enlistados por Keiko Fujimori – y por ende con menores opciones de continuar con su política obstruccionista y autoritaria.

Sin embargo, lo que debería generar mayor preocupación al gobierno es que su nivel más bajo de aprobación se encuentra en el sur del país con 46%, región en la que su desaprobación llega a un 37% de ciudadanos que rechazan la gestión de Vizcarra. Tratándose de un político que presenta como una de sus principales virtudes su procedencia regional, las cosas no parecen irle tan bien al primer mandatario, y por el contrario la falta de entusiasmo de la población del sur con respecto a Vizcarra – que podría tener como una de sus causas la conflictiva relación que han mantenido las autoridades de su natal Moquegua con sus vecinos – muestra que este será su principal desafío.

Vistas las cosas desde esa perspectiva, llama la atención que el Presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva, pretenda responder a las expectativas del sur con un proyecto tan cuestionado técnica y políticamente como Tía María. La ligereza de Villanueva con relación a este tema sólo ha logrado poner a la defensiva a la ciudadanía del Valle de Tambo y a las autoridades de Arequipa, y seguramente hará más difícil mantener la confianza en las reales intenciones de los nuevos inquilinos de Palacio de Gobierno.

Hay urgencia de atender las demandas y necesidades del sur del país y le recordamos al gobierno que allí no solamente se ubican grandes proyectos como el gasoducto del sur, el aeropuerto Chinchero, la irrigación Majes Siguas, la represa de Pasto Grande, y el muy cuestionado Tía María, sino también graves problemas como la anemia infantil, la degradación ambiental o las actividades económicas ilegales, entre otros.  En el sur del país la tarea de reconstruir la confianza de la ciudadanía con el Estado sigue aún pendiente.

 Fuente: NoticiasSER